La situación: Muchos jóvenes indígenas del campo no tienen suficientes recursos ni las oportunidades suficientes para estudiar o trabajar. Por esta razón ellos migran del campo a la ciudad en busca de un futuro mejor, pensando encontrar una mejor educación y más oportunidades de trabajo. Vienen con pocas habilidades para sobrevivir en un entorno urbano. Por desgracia, no es raro escuchar que estos adolecentes y jóvenes sufren explotación y maltrato en su trabajo. Lamentablemente estos hechos no son denunciados por miedo a perder el trabajo o ser echados de su casa y más que nada por necesidad. Ellos tienen que pagar los costos de escuela, alquiler y alimentos, aunque ganan muy poco entre $3.00 a $5.00 al día. Sin el apoyo de sus familias y comunidades, pierden la esperanza de salir adelante como habían pensando. Los jóvenes cristianos a menudo pierden su fe o se desvían de los caminos de Dios. Al final muchos jóvenes indígenas retornan a sus comunidades, frustrados y con baja-autoestima. Los que se quedan luchan contra los numerosos retos y ven poco avanzan en la vida y no han logrado los sueños que tenían cuando llegaron y especialmente tampoco han alcanzado lo que Dios tiene para ellos.No hay suficiente apoyo espiritual, emocional, mental y físico en la ciudad. |